jueves, 4 de septiembre de 2008

MODULO DE INVESTIGACIÓN: PLAGIO EN BACHILLERATO


Uno de los fines de la educación en México es la alfabetización: que todos aprendamos a leer y escribir, para ello se realizan distintas prácticas educativas, ejercicios, exámenes, y es un proceso que se inicia desde primer año de nivel básico; en este entendido se supondría que todos los alumnos que ingresan al nivel medio superior son expertos escritores e inclusive cuentan con un alto nivel de comprensión, sin embargo nuestra realidad es otra, podemos observar fenómenos que lo demuestran como los plagios constantes en las tareas, o las falsas síntesis de los textos, convirtiéndose en copia fiel del texto inicial.

Para aprender a escribir por ejemplo se nos pide que realicemos un resumen, una sintaxis e incluso ensayos; estos tres sin una instrucción adecuada en cuanto a reglas gramaticales, reglas ortográficas y sobretodo estructuras. Por esta falta de instrucción se cometen distintos errores consiente o inconscientemente por parte de los alumnos, incluso por algunos docentes por no tener información adecuada y transmiten vicios a sus alumnos, sin tomar en cuenta que se le perjudica e incluso engaña, por ejemplo lo que menciona Macias, H. (2000), sobre los fraudes y plagios de algunos alumnos en sus tareas o trabajos, que es un problema muy grave en las instituciones educativas del país por que impide el aprendizaje del alumno, crea la falsa imagen de aprovechamiento y multiplica el esfuerzo, en vano, del profesor. Es por esto que los docentes debemos tomar como parte de nuestra vida el respeto al intelecto, en otras palabras citar autores y obras cada que nos basamos en ellas, desde las clases que se imparten en él con citas de lo expuesto en teoría o ejercicios, así como de comentarios y frases expresan en aula o fuera de ella. De esta manera creamos un entorno de respeto y nuestros alumnos serán respetuosos del intelecto ajeno.

Sin embargo, otra de las tareas del docente es la revisión exhausta de los trabajos que se piden ya que muchas ocasiones esta falta de cita es por ignorancia, como lo menciona Rojas, R. (1992). en Formación de investigadores educativos, donde expone el caso de una maestra que estaba inmersa en un concurso de oposición la cual presento un excelente trabajo basado en una obra a la cual nunca se le dio el crédito, ésta al ser descubierta manifestó la carencia de información en este ámbito; esta ignorancia o falta de conocimientos precisos son arrastrados desde primaria, porque se nos pide realizar copias exactas de textos olvidando esta parte esencial e importante el reconocimiento al autor y obra. Y crecemos con estos vicios escolares, vicios que en la mayoría de los casos nunca son erradicados sino hasta la realización de una tesis, siempre y cuando el revisor o asesor tenga la información pertinente de derechos de autor, o se base en el modelo APA; de lo contrario el alumno sigue con los vicios adquiridos en primaria. Por ende se hace necesario la participación activa de los educadores iníciales en la enseñanza y aplicación de normas y reglas de respeto incluyendo el respecto al intelecto; así como el seguimiento a los educadores de todos los niveles.

Considero pertinente mencionar otro de los rezagos escolares que se tiene por parte de los maestros, quienes determinamos que forzosamente una acción debe conllevar a otra especifica, por ejemplo enseñar a aprenden, hablar a escuchar; debemos considerar lo que menciona Morín, E. (1999) en los siete saberes necesarios para la educación del futuro, La comunicación no conlleva comprensión; esto es resultado de la inconclusa alfabetización ya que el hecho de leer no conlleva a comprender. La comprensión es igual un estilo de vida, no sólo se comprende por medio de textos o conversaciones, es también a través de acciones. Sin embargo este proceso es un aprendizaje social el cual es afectado por distintos obstáculos, considero que el mayor es el egocentrismo como lo menciona (Morin,1999) donde nos dice que el yo asumido por una necesidad de consagración y de gloria es el causante de disputas de autoría de ideas e incluso obras completas; el hecho de querer ser el único por falta de comprensión de sí mismo es frecuente también dentro de las aulas de clase, ya sea por el alumno que nunca le ha faltado una tarea y un día se le olvida y copia del cuaderno de su compañero tal cual y hace pasar dicha tarea como propia hasta la sustracción de trabajos finales o copiar fragmentos de distintas tesis para hacer una sola, sin dar el merito a quien lo merece, y haciendo pasar por suya una tesis, que en realidad es una recopilación. Así mismo, otro de los grandes problemas de este fenómeno es la xenofobia, la competencia por querer ser mejor que el otro grupo o la otra escuela, lleva a alumnos asesorados por maestros a que cometan plagio en proyectos para que estos sean los ganadores de concursos; lamentablemente es muy recurrente esta práctica, en nosotros como docentes está erradicar este obstáculo de la comprensión y aprovechar el que los alumnos sean competitivos para llevarlos a un éxito real, a un éxito propio por esfuerzo y por hacer de ellos los conocimientos.

Otro aspecto importante a considerar es El espíritu reductor (Morin, 1999), ya que por la mentalidad cerrada, y el afán de querer sobresalir o que este espíritu reductor no sea descubierto, lo que han optado algunos estudiantes es citar correctamente, y en vez de parafrasear las palabras de algunos actores prefieren parafrasear a conveniencia y cambiar por completo la idea del autor a conveniencia, para que tanto el autor como el alumno estén de acuerdo en la misma idea, esto sucede a menudo ocurriendo a la excusa los alumnos de “yo así lo entendí”, es por esto que los docentes debemos leer diversos textos y recomendar como mínimo dos distintos, los cuales tengan posturas distintas, con esto el alumno aprenderá a tomar en cuenta posturas opuestas a las suyas, de igual forma el docente en sus clases podría citar información con la que no este de acuerdo del todo, y externando dicho desacuerdo pero siempre respetando a obras y autorías, esto como ejemplo de comprensión a sus alumnos.

Para poder llegar a un respeto optimo de ideas intelectuales, es necesario recordar que el ser humano es social, por esto debe aprender a convivir en sociedad con normas de respeto y sanciones en caso de rompimiento, por tanto, el alumno debe llevar una práctica ética, inmersa en esta sobre todo la democracia inducida por su maestro dentro y fuera de clases, considerando a esta como necesidad de diversidades y antagonismos, (Morin, 1999); el respeto a la diversidad primeramente de ideas y respeto a estas, si se inicia desde los docentes entre si y con sus alumnos, es frecuente observar en las aulas de clase cuando el docente expone algún tema que el alumno no este de acuerdo con lo expuesto y lo externe en grupo, ocasionando así descontrol hacia el profesor por considerar esta acción una agresión a su práctica, por cuestionar ideas o métodos, ideas que para el docente son las adecuadas, optando así el docente por imponer sus ideas, sin oportunidad para el alumno a expresarse en otras ocasiones. Recordemos que el mejor maestro es el que predica con el ejemplo, por esto debemos ser tolerantes en nuestras clases, para con nuestros alumnos y compañeros maestros.

En conclusión, los docentes de bachillerato somos contribuyentes a la ética con que viven nuestros alumnos, es por ello que en cada acción que realizamos estamos enseñando, en cada palabra que se expresa estamos enseñando, recordemos que aprendemos por imitación; en este orden de ideas el alumno es la mezcla de las acciones de los docentes y su exterior; si como docentes respetamos nuestro entorno y en particular el intelecto de otros, contribuiremos a personas críticas, competentes y competitivos, capaces de enfrentar retos mayores y guiando su vida basada en respeto, tolerancia, comprensión y ética.


APARATO CRÍTICO

Macías, H. (2002), Consejos para evitar plagios y fraudes escolares. (Y otras plagas similares). Rescatado el 23 de agosto de 2008 de http://www.tij.uia.mx/~humberto/fraude_escolar.html

Morín, E. (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO, Librería El Correo de la UNESCO

Rojas, Soriano, R. (1992). Formación de investigadores educativos. México: Plaza y Valdés.